Aún en estado de shock como estaba, aún así había notado la
reacción del cuerpo del llamado Luca ante la presencia de Lisa, algo que en
parte le llamó la atención, ¿acaso le temía? Pero no se centró demasiado en
pensar aquello, pues tenía otras cosas más urgentes que hacer. Como volver a
respirar con normalidad, por ejemplo.
La cercanía exagerada que había existido entre Mei y el
muchacho la había dejado muy alterada y confundida, pues no lograba entender la
motivación de éste para hacer todo eso; y empezando, ¿por qué estaba ahí? ¿De
verdad sólo había ido para poder molestarla? Pues, si era ese el caso, lo
estaba logrando y de forma arrolladora, pero nunca lo admitiría en voz alta, e
incluso si podía, ocultaría lo que su cuerpo podría llegar a decir, ya fuera
que estuviese fastidiada o, incluso con las hormonas alteradas, como en ese
momento.
La pelea que comenzó a continuación captó toda su atención,
sobre todo el insulto que le había lanzado ahora Luca hacia su persona, lo cual
se ganó una mirada fulminante de parte de la Black. Le habría gustado
contestarle, darle una bofetada o algo similar, pero estaba en horas de trabajo
y no podía darse ese lujo y permitir que la dejara mal ante su jefa; le habría
gustado desquitarse de tantas formas… pero no solo no podía hacerlo por estar
dentro del papel de trabajadora ayudando a un cliente, sino además, porque
justo en ese instante, Lisa la estaba distrayendo con el hecho de tenerla tan
cerca de su persona.
–Lisa, ¿qué ha…?
Ni siquiera pudo terminar la frase, pues había sido
interrumpida de forma abrupta. Tenía los ojos muy abiertos, y una vez más en
menos de media hora, su cuerpo había dejado de funcionar y su mente se había
ido a tomar unas vacaciones a vaya a saber uno dónde. Parpadeó varias veces,
sin llegar a comprender del todo lo que estaba sucediendo ante sus ojos y hasta
juró sentir el tiempo detenerse. Y todo eso hasta que oyó la exclamación de
parte de Luca, esa la cual la hizo reaccionar y volver a la realidad.
¡¡¡Lisa la estaba besando!!! ¡¿Por qué rayos estaba haciendo
eso?! Sus mejillas inmediatamente se colorearon de un rojo escarlata llamativo
incluso a kilómetros, y para cuando su amiga separó sus labios de los suyos, no
pudo más que hacer que quedársele viendo con los ojos como platos y con una
clara pregunta y exclamación en sus ojos.
–Ah… – logró articular palabra, aunque no estaba segura de
si podría decir algo coherente, pero de todas formas lo intentó – lo siento, ya
vuelvo…
No esperó respuesta de ninguno de los dos, sencillamente
giró sobre sus talones y casi corrió a toda prisa hasta llegar a una puerta
oculta que daba acceso a la parte trasera, allí donde las empleadas dejaban sus
cosas y podían tomarse un descanso. Cerró la puerta de un solo golpe y, una vez
sola, se apoyó contra la pared más próxima y se dejó caer, deslizándose por
ella.
–¡¿PERO QUÉ RAYOS LES SUCEDE A USTEDES?! – chilló a todo
pulmón, sintiendo que liberaba parte de la tensión que había acumulado.
Un minuto, quince, veinte, o tal vez una hora estuvo allí
sola, despotricando contra todo el mundo, sobre todo aquella pareja que parecía
estar fuera de sus cabales; primero Luca, buscándola y provocándola, ya fuera
molestándola o poniéndola nerviosa con sus insinuaciones aún a pesar de ser el
amante de su amiga, y luego Lisa, que iba y de la nada la besaba como si fuese
algo que hicieran todos los días de sus vidas, ¡la estaban metiendo en medio de
la relación!
Frustrada y alterada como estaba, no se lo pensó demasiado,
se dirigió inmediatamente hasta donde se hallaba su bolso con las cosas que
había traído y, mientras buscaba en ella su teléfono móvil, de forma deliberada
llevó la mano derecha que tenía libre a la camisa blanca que usaba usualmente
en el trabajo y se desabrochó los primeros botones de arriba, dejando entre ver
parte de su sostén y, algo más.
Allí, justo entre sus pechos había un tatuaje pequeño pero
que lograba apreciarse sin problema, una espada envuelta en llamas, tatuaje el
cual, y ante la proximidad de su mano intensificó los colores a unos más vivos,
e incluso casi que podía apreciarse como si el fuego tuviera vida propia y se
moviera. Estaba reaccionando sin darse cuenta, pero no era algo que le
preocupara realmente, su mente estaba sumida en un caos que ni siquiera se
percataba de lo peligroso que podía llegar a ser eso.
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