viernes, 8 de mayo de 2015

Justo en el orgullo

La mirada gris del hombre no pasó desapercibida para ella, más bien, todo lo contrario. Había algo en esos ojos que la inquietaba demasiado, pero intentó disimularlo, pues por alguna razón sentía la necesidad de mostrarse tranquila y, sobre todo, firme.

Agradeció internamente haber seguido sus instintos, pues lo que siguió no se lo esperó pero para nada. Una discusión comenzó en cuanto el muchacho le lanzó un comentario ácido en parte a Lisa, en parte a ella misma, el cual hizo que una Mei inesperadamente sorprendida, alzara las cejas ante lo dicho. ¿De verdad él creía que ella era una “conquista” de la otra? Suerte la suya que su mejor amiga intervino y le dijo sus buenas cosas, de otra forma dudaba que hubiese logrado mantener la apariencia de ser educada.

Se lanzó el cabello hacia atrás en un gesto de incomodidad, sentía que estaba interrumpiendo una charla que no le correspondía y realmente tenía ganas de marcharse, pero el hombre volvió a abrir la boca, esta vez dirigiéndose directamente a ella. Se maldijo mentalmente en cuanto sintió sus mejillas arder fuertemente, pero frunció el ceño en respuesta, pero, una vez más, Lisa intervino, dirigiéndose ahora a ella.

Muy bien, Black, habla, llegó la hora de hacer una salida triunfal. Y cierra la boca, que te quedó abierta desde su último comentario le dijo su orgullo en algún rincón de su mente, al cual obedeció sin rechistar.

–Nos vemos mañana en la tienda – dijo, mirando a su amiga y sonriendo en respuesta.

Se dirigió con cuidado hasta la mesa, donde había dejado el bolso que había llevado, guardando allí su móvil, y en aquel momento fue cuando su rostro de serenidad cambió a uno de indiferencia para cuando se giró y quedó frente al desconocido.

–No los interrumpo más, encárgate de ayudarlo, Lis, querida. Es evidente que su problema de impotencia sexual está causando estragos en el pobre.

Esta vez, una sonrisa vengativa se dibujó en sus labios, dirigida únicamente a él y, haciendo gala de su rapidez, se acercó a Lisa, besó su mejilla y sin más, salió a toda prisa del salón hasta llegar a la puerta, abrirla y desaparecer tras ella.

Luego de cerrarla, se apoyó en ella durante unos escasos segundos y aspiró aire, la había alterado, aquel extraño hombre había hecho que empezara a temblar de pies a cabeza, pero no sabía si se debía a la tensión que había existido entre Lisa y él o los constantes ataques que le había dirigido. Agitó la cabeza con fuerza, no había tiempo que perder con eso, luego se encargaría de hablar con la muchacha e intentar persuadirla para que no saliera con él, pues, esa era la impresión que le daba, que era el amante de ella…

Y con ese pensamiento rondando por su mente emprendió el viaje hacia aquella dirección que Marco le había enviado, pero siendo que estaba del otro lado de la ciudad y casi al límite de ésta, tuvo que tomarse un taxi y luego de aproximadamente media hora llegó a su destino.

–Llegas tarde – la recibió el rubio en cuanto bajó del automóvil.

–Tuve algunos inconvenientes, – se limitó a responder, haciendo una mueca con la boca al recordar aquellos ojos cargados de frustración – pero ya estoy. ¿Qué sucedió? – preguntó rápidamente, cambiando su rostro a uno de seriedad y expectación, asustada por las noticias que podría recibir.

–Pues… nada exactamente.

–¿Qué? ¿A qué te refieres?

Marco soltó un suspiro y comenzó a explicarle rápidamente.

–No hay heridos, ni víctimas fatales; – los ojos de Mei se abrieron muy grandes, pues, aquello definitivamente era algo totalmente impensado – todo está en orden. Intentaron entrar a robarles, pero el ladrón se encontró con la heredera del matrimonio, pero no le hizo nada, aunque de todas formas llamaron a la policía.

 –¿Me estás diciendo que no la mató? – repitió de forma incrédula – ¿Un miembro de la Realeza Oscura no mató? ¿Pero qué rayos está sucediendo aquí?

–No lo sé, pero no le demos muchas vueltas al asunto, a fin de cuentas es algo bueno. Buenas noticias.

El rostro de la Black se serenó, volviendo a respirar con normalidad. Era cierto, de sus años en los que estaba en ello era la primera vez que se encontraba con una situación como esa, pero si bien era algo bueno, no dejaba de tenerla realmente intrigada, ¿qué habría sucedido?


–Volvamos al bar, podemos hacer un poco de rondas por allí – la sacó de sus pensamientos el otro, por lo que asintió a su ofrecimiento y sin más, se encaminaron al auto de Marco que se encontraba por allí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario