La mirada gris del hombre no pasó desapercibida para ella, más
bien, todo lo contrario. Había algo en esos ojos que la inquietaba demasiado,
pero intentó disimularlo, pues por alguna razón sentía la necesidad de
mostrarse tranquila y, sobre todo, firme.
Agradeció internamente haber seguido sus instintos, pues lo
que siguió no se lo esperó pero para nada. Una discusión comenzó en cuanto el
muchacho le lanzó un comentario ácido en parte a Lisa, en parte a ella misma,
el cual hizo que una Mei inesperadamente sorprendida, alzara las cejas ante lo
dicho. ¿De verdad él creía que ella era una “conquista” de la otra? Suerte la
suya que su mejor amiga intervino y le dijo sus buenas cosas, de otra forma
dudaba que hubiese logrado mantener la apariencia de ser educada.
Se lanzó el cabello hacia atrás en un gesto de incomodidad,
sentía que estaba interrumpiendo una charla que no le correspondía y realmente
tenía ganas de marcharse, pero el hombre volvió a abrir la boca, esta vez
dirigiéndose directamente a ella. Se maldijo mentalmente en cuanto sintió sus
mejillas arder fuertemente, pero frunció el ceño en respuesta, pero, una vez
más, Lisa intervino, dirigiéndose ahora a ella.
Muy bien, Black, habla, llegó la hora de hacer una salida
triunfal. Y cierra la boca, que te quedó abierta desde su último comentario le
dijo su orgullo en algún rincón de su mente, al cual obedeció sin rechistar.
–Nos vemos mañana en la tienda – dijo, mirando a su amiga y
sonriendo en respuesta.
Se dirigió con cuidado hasta la mesa, donde había dejado el
bolso que había llevado, guardando allí su móvil, y en aquel momento fue cuando
su rostro de serenidad cambió a uno de indiferencia para cuando se giró y quedó
frente al desconocido.
–No los interrumpo más, encárgate de ayudarlo, Lis, querida.
Es evidente que su problema de impotencia sexual está causando estragos en el
pobre.
Esta vez, una sonrisa vengativa se dibujó en sus labios,
dirigida únicamente a él y, haciendo gala de su rapidez, se acercó a Lisa, besó
su mejilla y sin más, salió a toda prisa del salón hasta llegar a la puerta,
abrirla y desaparecer tras ella.
Luego de cerrarla, se apoyó en ella durante unos escasos
segundos y aspiró aire, la había alterado, aquel extraño hombre había hecho que
empezara a temblar de pies a cabeza, pero no sabía si se debía a la tensión que
había existido entre Lisa y él o los constantes ataques que le había dirigido. Agitó
la cabeza con fuerza, no había tiempo que perder con eso, luego se encargaría
de hablar con la muchacha e intentar persuadirla para que no saliera con él,
pues, esa era la impresión que le daba, que era el amante de ella…
Y con ese pensamiento rondando por su mente emprendió el
viaje hacia aquella dirección que Marco le había enviado, pero siendo que
estaba del otro lado de la ciudad y casi al límite de ésta, tuvo que tomarse un
taxi y luego de aproximadamente media hora llegó a su destino.
–Llegas tarde – la recibió el rubio en cuanto bajó del
automóvil.
–Tuve algunos inconvenientes, – se limitó a responder,
haciendo una mueca con la boca al recordar aquellos ojos cargados de
frustración – pero ya estoy. ¿Qué sucedió? – preguntó rápidamente, cambiando su
rostro a uno de seriedad y expectación, asustada por las noticias que podría
recibir.
–Pues… nada exactamente.
–¿Qué? ¿A qué te refieres?
Marco soltó un suspiro y comenzó a explicarle rápidamente.
–No hay heridos, ni víctimas fatales; – los ojos de Mei se
abrieron muy grandes, pues, aquello definitivamente era algo totalmente impensado
– todo está en orden. Intentaron entrar a robarles, pero el ladrón se encontró
con la heredera del matrimonio, pero no le hizo nada, aunque de todas formas
llamaron a la policía.
–¿Me estás diciendo
que no la mató? – repitió de forma incrédula – ¿Un miembro de la Realeza Oscura
no mató? ¿Pero qué rayos está sucediendo aquí?
–No lo sé, pero no le demos muchas vueltas al asunto, a fin
de cuentas es algo bueno. Buenas noticias.
El rostro de la Black se serenó, volviendo a respirar con
normalidad. Era cierto, de sus años en los que estaba en ello era la primera
vez que se encontraba con una situación como esa, pero si bien era algo bueno,
no dejaba de tenerla realmente intrigada, ¿qué habría sucedido?
–Volvamos al bar, podemos hacer un poco de rondas por allí –
la sacó de sus pensamientos el otro, por lo que asintió a su ofrecimiento y sin
más, se encaminaron al auto de Marco que se encontraba por allí.
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