jueves, 7 de mayo de 2015

Hostilidad

Enfundado en su máscara de pasotismo extremo, el Van Halen rumiaba que decirle al interrogante mudo que su joven prima le hacía. Sería un bombazo extremo. Que Luca fallase una misión era inaudito. Aunque confiaba ciegamente en ella y en la relación tan estrecha que mantenían, nunca bajaba la guardia y a pesar del cariño, se mostraba tan arrogante y frio como lo haría con cualquiera que se encontrase por la calle. ¿El porqué de aquello? Sus costumbres, su educación y su entrenamiento.

Era parte de la realeza, desde niño habia estado consentido y todo lo que pedía, se le otorgaba sin mediar palabra. El linaje que circulaba por su torrente sanguíneo le otorgaba grandes poderes y habilidades y él lo sabía y lo usaba a su favor. No solo se enorgullecía de su noble apellido y familia, si no también de su cara de niño rebelde que conquistaba a cuanta fémina quisiese y de su cuerpo, moldeado a base de férreo entrenamiento, que lograba excitar hasta a la más mojigata del pueblo.

Levanto la cabeza, ya que llevaba un buen rato observando la nada misma, centro sus ojos en Lisa por unos segundos, que más parecieron siglos para el corazón palpitante de nuestro protagonista y evasivo, dejo, nuevamente, que el silencio fuese el rey de la situación. El moreno se media por impulsos, por corazonadas y en aquel instante sentía la imperiosa necesidad de quedarse callado. La energía de la habitación era rara y absurdamente se sentía desfallecer ante el calor que notaba salir de una chimenea apagada.

La razón y la lógica no eran muy amigas de la personalidad pasional del ladronzuelo, pero en aquel instante las utilizo correctamente, pues segundos después alguien hizo acto de presencia en el pequeño salón, alguien que y sin saber porque, acaparo toda la atención de un exasperado hombre. Se felicitó mentalmente por no haber comenzado la charla, tenía la certeza de que esta acabaría en discusión y no estaba por la labor de dar explicaciones a nadie, mucho menos a una chiquita con aspecto de frígida.

- Cada día las eliges más jóvenes…. seguro que esta no llego a darte el placer de la última…. Pensé tenías mejor gusto L


Su mejor amiga, su familia, aquella femme fatal que muchos temían torció el gesto y le devolvió el puñal.

- No solo vienes aquí a darme el coñazo, si no que también te crees con la autoridad para darme consejos sobre mujeres, cuando a ti no te han durado ni dos dias. ¡¡No, cállate!! – Rugió al ver cómo iba a interrumpirla – Llevas aquí más de quince minutos haciéndote el lerdo, cuando no lo eres, para darme pena y ahora que abres tu sucia boca, ¿solo lo haces para esto? Si es que no hay quien te entienda….

Esta vez el futuro poseedor de la piedra de fuego dirigió su ataque a la desconocida. No habia pasado desapercibido para nadie, mucho menos para él, como habia intentado corregir el vuelo de su vestido. Su sexualidad era algo característico de su forma de ser. Era activo, febril, dominante, posesivo, morboso y por encima de todo amaba la perversión y  los juegos eróticos. Bien podría negar lo evidente, pero aquella niña de aspecto frágil y de rostro sereno habia logrado que su libido comenzase a fluir por su cuerpo con una facilidad que lo asusto.

- Si quieres te doy unas clases de como satisfacer…. – Y cuando temía a algo, lo atacaba.

Lisa se puso en medio de ambos combatientes y le hablo a la forastera con cariño y una mezcla de respeto y confidencialidad que dejo estupefacto al príncipe.

- Ignora a este sujeto, ha pasado un mal día y al parecer los modales los ha perdido. ¿Te veo mañana donde siempre? – La reacción de la extraña seria lo que daría el giro a tan extraña noche que llevaba.




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